Los incentivos están sobrevalorados
Cuando empiezas a ver el mundo como un sistema complejo se te abren los ojos.
Muchas empresas basan su rendimiento en unos marcados incentivos, como si fuéramos burros detrás de una zanahoria. Se olvidan de factores como la genética, la volatilidad emocional o los diferentes yo's.
Los incentivos son un peligro, no son una ayuda.
Todo tiene un precio, y el de los incentivos puede ser muy caro. Desde trabajadores que mienten para conseguir su bonus, hasta acabar olvidando el resto de tareas. Por ello, cuando jugamos con los incentivos tenemos que ir con extrema precaución. Ante la duda mejor no usarlos.
Los incentivos hay que mirarlos a pasado.
El problema principal, y por el que muchas empresas caen en ellos, es que puede que hayan funcionado a pasado. O, incluso, expliquen el comportamiento de una persona de forma muy clara. Realmente luego ves que el ciclo alcista ayudó, muchísimo. O que las personas se adaptaron a ellos, y no al revés.
Así que cada vez que se implementa un incentivo el sistema cambia, luego echarse atrás tendrá un coste muy grande. Puede que incluso sea demasiado doloroso y algunos agentes se hayan vuelto adictos a este incentivo. Muy de Donella Meadows este aviso.
Próximamente le dedicaré una segunda news porque escoden otro problema, que es su raíz.
Los incentivos los carga el diablo..