Muy bien pero... dime tu motivo
Las grandes masas necesitan un por qué para moverse. Veámoslo.
Robert Cialdini, en su libro Influencia (episodio 5) dice: si quieres que alguien te haga caso dale un motivo, aunque no tenga ningún sentido:
¿Podrías darle «me gusta» a esta newsletter para que me pueda comer un croissant, por favor?
Todo gran grupo necesita una historia y razón de ser.
Esto incluye equipos deportivos, partidos políticos y empresas. Da igual que dar un motivo y armar una historia a un grupo sea reduccionismo. Hay que hacerlo.
Si estás pensando que esto choca con la anterior newsletter te entiendo. Así que me saco de la manga una máxima de los sistemas complejos: analizar el funcionamiento de las personas de forma individual no te hará entender cómo funcionan en grupo. La parábola india del elefante y los ciegos, tocando cada uno una parte, encaja muy bien; uno afirmaba que era una manguera, otro una columna y el tercero decía que era un abanico.
Tener en cuenta que explicar una historia es básico para comunicarse me ha hecho perdonar mucho. Ya sé que me das una historia sesgada y parcial. Pero también se que estás siendo práctico: quieres que tu mensaje funcione.
Dar un motivo puede ser vital, aunque nos duela.
Así que esta vez te voy a dar un por qué para que metas tu e-mail por aquí abajo y te suscribas: una gran idea, explicada de forma sencilla, en solo un minuto, semana a semana. Son 5 minutos al mes por 5 ideas, me parece un chollo.