A ver.
La aventura por China me sorprendió para bien.
China: más allá del estereotipo
Y eso que iba con prejuicios: me esperaba chinos sucios y ruidosos, ese cliché que hace que casi no haya turistas extranjeros por allí (error grave, porque es un paraíso). Por eso cualquier día se pone de moda... y se acaba lo bueno.
La mayoría de los chinos que conocimos no escupían ni eran escandalosos. En el metro, que iba rapidísimo, todo el mundo estaba en silencio. Y muchas calles estaban más limpias que en la mayoría de ciudades europeas.
Además, era super seguro. Gente paseando sola por la noche sin problema. Incluso si te olvidabas el móvil en algún sitio, volvías... y ahí seguía.
Viajar te ayuda a romper etiquetas (y tonterías).
Me recordó a cuando estuve en Suiza y en Japón. Aunque con muchas diferencias, claro.
Por ejemplo, los chinos se acercaban a hablar o a pedir fotos. Pero muchos, por vergüenza, no se atrevían, así que nos hacían fotos a escondidas. Los niños, en cambio, eran lo más lanzado. Muy divertidos. Siempre preguntaban cuántos días nos quedaban en China.
Uno muy gracioso incluso me regaló su bolígrafo (con reloj de arena incorporado). El mejor souvenir que me traje de allí. Sin duda.
Otro nos enseñó su reloj-teléfono. Incluso su madre lo llamó y vimos cómo lo usaba. Nos reímos cuando dijo:
- Mama, estoy llegando. Me he encontrado a unos tíos extranjeros.
Aunque la mejor fue su cara cuando le enseñé un teléfono enano.
*la foto parece un meme jajaja
Contrastes y contradicciones
China es un país lleno de contrastes.
También hubo gente que nos miró mal o fue borde. Pero fueron pocos (en Japón encontré más, la verdad).
Otros eran tan amables que, en lugar de darte indicaciones, te acompañaban hasta el sitio.
Y aquí confieso algo: estoy enganchado a las máquinas de gancho. Las de sacar peluches. Aunque lo dejo cuando quiera, ¿eh?
El año pasado, al ir a Japón, fue cuando me enganché. Allí tienen hasta patatas fritas en esas máquinas. Son unos enfermos del juego.
Por suerte cuando volví a España me rehabilité (solo me gasté como 30 euros en las dos semanas que estuve en Japón. Tampoco nos flipemos).
La cuestión es que en China son igual de viciosos y hasta en los hoteles tienen esas maquinitas.
En los últimos días por China se me ocurrió preguntarle a un trabajador el truco de una de esas máquinas de gancho. Y fue lo mejor que pude hacer.
A la gente nos encanta ayudar.
Con su inglés con acento chino mezclado con el americano de ver series, me explicaba cómo sacar una caja especial de mi máquina. Iba soltando “bro” cada dos frases y yo me descojonaba.
Creo que el chaval sabía que las máquinas allí estaban trucadísimas. Como en España. Porque en otros sitios de China sí podías ganar algo. Al tercer intento, si tenías maña, caía el premio.
Pero en ese sitio del “bro”, ni de coña.
Todas las máquinas trucadas.
Así que un guiri (o sea, yo) le pide ayuda. El chaval ve su momento de brillar y se pone a ello. Pero ni él pudo sacar nada. Al final abrió la máquina disimuladamente y empujó la caja con un toque. ¡Premio!
Nos partíamos de risa celebrándolo.
Muy surrealista jajaja.
La cosa no acaba aquí. Como me quedaban moneditas, seguí jugando. Volvió él, y esta vez trajo a dos colegas. Entre los tres, ni con fichas extras, pudimos sacar nada. Así que repitió el truqui y me llevé otra figurita.
Qué majos, en serio. Y no fue por dinero, me gasté poquísimo.
Simplemente eran buena gente. Incluso cuando ya me iba apareció de la nada otro trabajador para regalarme otra figura (ya sin máquina de por medio ni nada)
Lo que realmente importa
Los buenos viajes lo marcan las personas.
Por eso, en vez de contarte las cosas del “futuro” que vimos, te he contado lo más humano.
Podría haberte hablado de los millones de rascacielos y luces tipo Blade Runner, o de los gadgets futuristas que aquí tardarán 20 años en llegar.
Pero lo que hizo especial el viaje no fueron los chinos. Fue el grupo.
Gracias Dani, Fran, Raquel, Miguel, Vero, Joseba, Alberto y Sergio San Juan.
Gracias por ponérnoslo tan fácil y hacernos reír sin parar.
Aquí se acaba esto. Aunque también he explicado el timo sofisticado en el que casi caí.
Porque China es…
Un país que se contradice a si mismo todo el rato. Inclasificable. Salvaje. Civilizado. Divertido. Inesperado. Una auténtica maravilla.
P.D.: Si algún día montamos otra aventura a la China del futuro y quieres que te avise, contéstame con la palabra GANCHOS.
P.D.2: Así me guardo tu contacto y te enteras antes que nadie.
Que risas leyendo tu periplo por China, estuve tentado cuando anunciaste tu viaje y ahora arrepentido no haber acudido.
Así que” GANCHOS”
Abrazote
🪝🪝